jueves, 29 de diciembre de 2011
EL TIGRE DIENTE DE SABLE HABITÓ EN JUNÍN HASTA HACE SOLO 8 000 AÑOS
CONFIRMADO: EL TIGRE DIENTE DE SABLE HABITÓ EN JUNÍN HASTA HACE SOLO 8 000 AÑOS
Confirmado se conocen restos de falanges y se investiga como probables unas costillas y otras fragmentos de extremidades. Todavía queda mucho material para identificar e inventariar, por lo tanto es posible que aparezcan más restos.
Un animal impresionante...
Sin duda el depredador más impresionante que habitó en estas pampas durante el Pleistoceno, la ante última época de la Era Cenozoica, ha sido el temible diente de sable o Smilodon.
Recién llegado con el contingente de carnívoros placentarios procedentes de Norteamérica cuando se formó el istmo de Panamá, se extendió por todas las llanuras. Su registro es importante en el piso Lujanense, a fines del Pleistoceno. En nuestro yacimiento, se encontraron sus restos en el Lujanense Tardío, hasta 10 000 u 8 000 años desde el presente.
Los primeros fósiles de este gran felino fueron descubiertos por el paleontólogo dinamarqués, radicado en Brasil, Peter W. Lund en unas cavernas de Brasil en 1842. Fue él quien bautizó como Smilodon populator a la nueva especie cuya maxilar superior portaba unos extraños y largos caninos.
Francisco Javier Muñiz encontró en 1844 un esqueleto casi completo de este animal en Luján y como no estaba enterado del hallazgo de Lund, publicó su descubrimiento en la Gaceta Mercantil, el 9 de octubre de 1845, designando a la especie como Muñifelis bonaerensis.
La estructura general del esqueleto del esmilodonte sigue las pautas de los felinos en general, a excepción de su cola, que en su caso era corta y gruesa, contando con un menor número de vértebras que las que poseen los grandes gatos actuales. También el tamaño de los huesos de sus extremidades era diferente. Éstos eran más cortos y robustos, lo que le daba un aspecto macizo y fornido. Su cráneo poseía un aspecto diferente al de los demás felinos: por un lado se parecía al de una hiena, pero con el rostro más ancho, y por el otro, su característica más resaltante que le dado fama a este género: el tamaño desmesurado de sus caninos superiores. Éstos estaban levemente curvados, comprimidos en sentido transversal y sus bordes estaban formados por una lámina de esmalte dentada en forma de sierra, más pronunciada del lado posterior o interno.
El esmilodonte no fue el único carnívoro que desarrolló excesivamente sus caninos, ya antes habían existido otras líneas de carnívoros felinoideos con esa particularidad.
En Europa existió un animal con caninos prominentes, el Nimravus. Éste no era un félido, sino que pertenecía a la familia de los nimrávidos, la primera en presentar características gatunas. Este animal vivió entre el Oligoceno y el Mioceno. Derivados de ese grupo existieron varios “dientes de sable”. Dentro de los félidos sudamericanos, sólo el género Smilodon desarrolló esa característica. Es probable que la característica del “colmillo agrandado” fuese una adaptación a su estilo de caza, y que por convergencia evolutiva se halla dado varias veces en la historia de los gatos.
Los félidos en general se originaron de un pequeño carnívoro, el Miacis, que vivió en el antiguo continente al comienzo del Eoceno. Este animal, con una figura semejante a la de una comadreja, fue el antecesor común de varios grupos de carnívoros aparte de los gatos. Sus descendientes incluyen a las hienas, los prociónidos, los osos y los perros.
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